Pensamientos del año 1996. (Hoy 18 años después)
ANTES DEL PASADO.-
Juan Carlos de Borbón y Borbón llegó a la España del dictador con una mano delante y otra detrás "tieso como una vareta", procedente de Estoril; Roma o el sabría de dónde.
Después Franco, saltándose la legítima línea sucesora, lo corona y el padre de Juan Carlos deja la historia sellada con el "zapatazo" por todos conocido.
Tras el barnizado refrendo constitucional, se convierte en Juan Carlos I Rey de España.
Los cortesanos adoran al hombre joven, alto y gangoso; él Borbonea -hacer el gilipollas-; ríe y se deja querer.
El 23-F lo consagra como protagonista del circo con el escudo protector del auténtico Jefe que fue y será Don Sabino Fernández Campos, al que después traicionó vilmente.
PASADO.-
Años y años viviendo a cuerpo de Rey entre Ginebra; Gin Tonic; más Ginebra; Harlley Davidson; Corinna Zu Savn-Wittgenstein; Barcos; cacerías africanas; negocios con sus primos árabes y mucho rollo, le han convertido en una de las mayores fortunas del mundo, mientras el país es un Sultanato repleto de aduladores, olvidándose de la monarquía y repudiando la palabra parlamentaria.
PRESENTE.-
Juan Carlitos es una sombra chocha, agarrada a un despacho en Zarzuela, teledirigido a trancas y barrancas por Rafael Spottorno, con una hija imputada por malversación de fondos públicos defendida por un político (no Abogado) e independentista Miguel Roca.
Mientras el país parece despertar de un largo sueño dogmático en el que surge al final del túnel su hijo, Felipe de Borbón y Grecia: muchacho aparentemente formal y al cual no le ha salpicado ningún gen de su nefasto padre.
REFLEXIÓN.-
Desearía vivir en un país Republicano, pero debo ser práctico; funcional y reconocer que España (o lo que de ella quede) no puede soportar esta forma de gobierno debido a su tendencia histórica al Califato y su cercanía con Marruecos antes que a Europa.
Si queremos Juancarlismo se terminará la Monarquía por que un Rey por sí solo no garantiza la continuidad ni la estabilidad y, más que nos pese, la solución que nos queda es la Sucesión y/o abdicación en el futuro Felipe VI abriendo las puertas para que el fresco y el sol entren renovados en las entrañas de esta reseca piel de toro...